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Un buen etiquetado es clave para mejorar la calidad de vida de las personas con intolerancias alimentarias

En los últimos años, nuestro país ha experimentado un incremento de las personas que sufren alguna intolerancia alimentaria. Y es que todos nosotros, independientemente de nuestra edad y sexo, somos susceptibles de
desarrollar alergias o intolerancia a algún alimento, de forma permanente o puntual. Por eso, la investigación, los diagnósticos y los tratamientos cada vez han evolucionado más y están mejorando mucho la calidad de vida de las personas con alguna intolerancia o alergia.

Según el informe Alergológica 2015 de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) una de cada 10 personas que van a sus consultas lo hace debido a algún tipo de alergia alimentaria. Estas personas pueden tener un gran aliado en el etiquetado. Por ello, aprender a leer los alergenos es fundamental para no tomar
un producto que pueda conllevar una reacción alérgica o problemas gastrointestinales.

Actualmente, el Reglamento UE9 Nº 1169/2011 del Parlamento Europeo y del Consejo de 25 de octubre de 2011 sobre la información alimentaria facilitada al consumidor, obliga a informar de la presencia de 14 sustancias que pueden presentar alergias o intolerancias alimentarias: cereales con gluten, crustáceos, huevos, pescados, cacahuete, leche, soja, frutos con cáscara, apio, mostaza, sésamo, dióxido de azufre y sulfitos, altramuces y moluscos. Por ello, es necesario resaltar estos ingredientes de alguna forma en los textos.

De hecho, según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, la información debe mostrarse a través del etiquetado de los envases, de carteles –cuando el producto no está envasado–, de las cartas de restauración o de información adicional en el caso de la venta en línea o telefónica. Sin embargo, todavía siguen saliendo a menudo casos de productos mal etiquetados y que no contemplan sus alergenos.

“A nadie nos enseñan a leer etiquetas. A diario recibimos clientes con intolerancias alimentarias que tienen dudas acerca de los productos que pueden tomar. Por eso, siempre remarcamos que es fundamental acudir a  profesionales para entender las etiquetas y no consumir ningún producto que nos pueda ocasionar problemas”, explica Carolina Girbés, directora de marketing y comunicación en Herbolario Navarro.

En este sentido, pasa algo similar con los test nutricionales de autodiagnóstico que tan de moda se han puesto en los últimos años. Aunque pueden resultar muy beneficios para detectar patologías de forma rápida y cómoda, siempre es recomendable analizar con un profesional. “Siempre aconsejamos contar con la ayuda de un experto durante todo el proceso. En este sentido, por ejemplo, en nuestros establecimientos contamos con nutricionistas que pueden ayudar con la interpretación de los resultados y a descubrir que productos pueden funcionar mejor a cada persona”, apunta Girbés.