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¡Por fin llueve!

* Patricio Simó.

La madrugada de hace unos días me desperté con el sonido de las gotas de agua sobre los cristales de mi habitación. Una imagen que ya tenía casi olvidada. Si cierro los ojos, el olor a tierra mojada me retrotrae a mi infancia. Llevamos varios meses sin que hubiera caído una gota.

Ha llovido bastante menos de lo que anunciaban los pronósticos. En el momento de redactar estas líneas en Fontanars dels Alforins se han recogido 21 litros por metro cuadrado, pero mejor que sea así que no la tromba de agua que ha caído por la costa alicantina con más de 100 litros en menos de una hora. Para el cereal llega un poco tarde, teniendo en cuenta que se sembró entre los meses de noviembre y diciembre y desde entonces no ha llovido.

El precio de los cereales está en máximos históricos como consecuencia de la guerra entre Rusia y Ucrania. El cereal que importa España viene básicamente de estos dos países. Si se prolonga la guerra se habla de un posible desabastecimiento, sobre todo de trigo y maíz. De hecho, alguna grandes superficies están limitando la venta de aceite de girasol. El agua que ha caído sigue siendo insuficiente para cultivos leñosos como la vid, el almendro o el olivo, que siguen sufriendo una importante escasez hídrica como consecuencia de la sequia tan severa que llevamos padeciendo desde el otoño.

Se trata de registros pluviométricos que nos colocan como uno de los años más secos desde que se tienen estadísticas. Los pronósticos vuelven a señalar agua para la próxima semana, especialmente a partir del jueves. Si no continúa lloviendo en los próximos días se habla de pérdidas del 50%, que podrían llegar en algunos casos hasta el 80% de la producción. A los efectos de la sequía hay que sumar el aumento de los costes de producción como el gasoil o los fertilizantes que doblan los precios del año pasado.

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