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Un trabajo del IVIA pone de manifiesto los beneficios de la aplicación de recubrimientos comerciales en poscosecha de cítricos

La investigadora del Centro de Tecnología Poscosecha (CTP), Dra. María Bernardita Pérez-Gago, y el Coordinador del CTP, Prof. Lluís Palou, han dirigido un trabajo de investigación que pone de manifiesto los beneficios incontestables asociados a la aplicación de recubrimientos comerciales en poscosecha de frutos cítricos. Los ensayos se realizaron a escala semicomercial en la planta piloto y los laboratorios del CTP con tres recubrimientos comerciales desarrollados por empresas miembros de la agrupación Postharvest Cluster A.I.E.

El objetivo general del trabajo fue evaluar la capacidad de los recubrimientos para prolongar la vida poscosecha de frutos cítricos para el consumo en fresco, tanto a temperatura ambiental como en conservación frigorífica, así como establecer el posible ahorro energético en el transporte de cítricos derivado del uso de los recubrimientos respecto a la fruta no recubierta. Para ello, se trabajó con naranjas cv. ‘Lanelate’ y de determinó la calidad fisicoquímica y sensorial de la fruta recubierta respecto a la fruta control sin recubrir tras los distintos escenarios de almacenamiento poscosecha considerados:

i) 30 días de conservación frigorífica a 1 ºC y 90% HR más 7 días de ‘shelf life’ a 20 ºC,

ii) 15 días a 20 ºC y 70% HR, y

iii) 12 días a 8 ºC y 90% HR para la fruta recubierta y 5 ºC y 90% HR para la fruta no recubierta (simulaciones de condiciones de transporte).

Se determinaron los siguientes atributos de calidad: pérdida de peso (%), firmeza (% deformación), color de la corteza (Índice de color, IC = 1000a / Lb), brillo instrumental (G.U., ‘gloss units’), rendimiento en zumo (%), calidad del zumo [contenido en sólidos solubles (CSS, °Brix), pH, acidez titulable (AT, % de ácido cítrico) e índice de madurez (CSS/AT)], alteraciones fisiológicas externas (daños por frío, ‘pixat’, colapso de corteza, etc.), incidencia de podredumbres (infección natural), atmósfera interna (% de CO2 y O2 en el interior del fruto), volátiles (contenido de etanol y acetaldehído en zumo, mg/L), y calidad sensorial (sabor global, malos sabores, aspecto visual externo y ordenación por brillo).

Los resultados obtenidos mostraron claramente la eficacia de los tres recubrimientos ensayados para reducir la pérdida de peso y la firmeza, regular el intercambio de gases y vapor de agua y aportar brillo a las naranjas recubiertas, tanto durante almacenamiento a temperatura ambiental como durante conservación frigorífica, sin afectar negativamente al resto de atributos de calidad instrumental y sensorial. Además, se confirmó la posibilidad de utilización de estos recubrimientos para transportar naranjas a mercados de exportación cercanos a una temperatura superior a la establecida comercialmente, lo que podría implicar un ahorro energético en el transporte para los comercializadores de cítricos.

En general, estos resultados obtenidos con naranjas ‘Lanelate’ son extrapolables a cualquier variedad comercializada de cítricos en fresco y se puede afirmar que los distintos recubrimientos ensayados contribuyen al mantenimiento efectivo de la calidad poscosecha de los frutos cítricos, posibilitando una mayor vida útil del fruto y unos periodos más largos de conservación y comercialización. Ello puede redundar en un mejor posicionamiento en los mercados de exportación e incluso en la apertura de nuevos mercados más exigentes y, por tanto, en una clara mejora de la competitividad del sector.

El informe de los resultados obtenidos en este trabajo puede consultarse en el repositorio del l'IVIA (https://hdl.handle.net/20.500.11939/8933)