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Casi la mitad de la miel importada por la UE está alterada con agua o jarabes de azúcar artificial

El mercado de la miel en la UE, que, según datos de Euromonitor, está en pleno crecimiento (2.000 millones de euros en 2019, 2.200 millones de euros en 2020 y 2.300 millones de euros en 2021) se encuentra seriamente amenazado por el fraude. Con una producción anual de 218.000t (el 12% de la producción total de miel en el mundo), la UE es el segundo productor mundial de miel después de China. Sin embargo, también el segundo importador mundial de miel después de EE.UU., con 175 000 t/año, lo que representa el 30% de las importaciones
totales.

De este modo, con una autosuficiencia de alrededor del 60%, el mercado de la UE depende de las importaciones de miel de terceros países (Ucrania, China, México, Argentina, Cuba, Brasil, Uruguay y Turquía cubren más del 90% de estas importaciones), con Alemania, Polonia, Bélgica y España como destinos principales y como víctimas primarias del fraude que podría afectar a la mitad de la miel importada.

Según un informe emitido por la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF) y el Centro de Investigación Conjunta de la UE (Comunicado de Prensa Nº 3/2023 del 23 de marzo de 2023), se estima que el 46% de la miel importada a la Unión Europea (UE) ha sido alterada mediante la adición de agua o jarabes de azúcar artificial, con el fin de aumentar su volumen. Esta proporción se incrementa significativamente al 74% para las importaciones de China, al 93% para las de Turquía y alcanza el 100% para las de Reino Unido. La investigación se basó en el análisis de 320 muestras, de las cuales el 46% mostraron indicios de no cumplir con la Directiva de la Miel. Recordemos que la mayor parte de la miel importada se utiliza en mezclas y se comercializa al por menor bajo marcas comerciales, dando lugar a que alrededor del 80% de las mieles que se venden al por menor en realidad sean mezclas.

En el caso de España, de las 47 muestras tomadas, 24 fueron puestas en la categoría de sospechosas, esto es un 51% (frente al 46% de la media europea). Además, 13 de los 15 operadores en España (un 86%) importaron productos de categoría sospechosa, en los que se detectó el empleo de aditivos, colorantes y estrategias para encubrir el origen geográfico y la trazabilidad del producto.

Ante esta alarmante situación, que incluso ha provocado que el sector apícola de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) haya puesto en marcha una campaña de sensibilización para fomentar la compra directa de miel a los apicultores en España, el pasado 12 de febrero de 2024 se alcanzó un acuerdo provisional del Consejo y el Parlamento Europeo sobre la revisión de las Directivas Desayuno, aprobado por el Comité Especial de Agricultura, que incluye a la miel entre los productos a proteger en la Unión Europea.

Según este acuerdo, las etiquetas de la miel deberán hacer constar los países de origen, en orden decreciente en función del peso, así como el porcentaje que cada país representa en la mezcla, en beneficio de la transparencia para el consumidor.

Soluciones SICPA

Para acabar con este enorme fraude en España y en Europa es vital aumentar los mecanismos de control y etiquetar y trazar la miel y todos los productos apícolas derivados. SICPA elabora etiquetas de seguridad equipadas con diferentes y complementarios elementos de seguridad: desde los elementos de seguridad visibles como QUAZAR®, autentificables mediante la vista, y que permiten dar confianza al consumidor y disuadir al falsificador, a los elementos de seguridad invisible, solamente conocidos de su presencia por la marca y adecuadamente  equipados para proceder a su autentificación, como SICPAGUARD®, o a códigos QR inviolables patentados por SICPA con una aplicación móvil de validación de datos muy fácil de usar tanto para la industria como para el cliente final y que permiten explotar la información variable introducido en el código QR.

Todos estos elementos de seguridad generan confianza en el consumidor final gracias a estas etiquetas de seguridad fácilmente verificables, tanto para los que tienen un teléfono móvil inteligente como para los que no, al ser posible verificar su legitimidad con un simple vistazo.