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¿A qué espera el Gobierno para escuchar a los agricultores y ganaderos?

*Patricio Simó.

Foto: Wenchy Cebrián Simó.

Tras la masiva manifestación del pasado domingo día 20 en Madrid que reunió a agricultores y ganaderos, el Gobierno no se ha reunido con ninguna de las organizaciones convocantes, pese a la grave crisis que arrastra el sector desde hace años. Una movilización, como la que se vivió el domingo en la capital de España, con cerca de medio millón de personas, debiera hacer recapacitar al Gobierno sobre la necesidad de sentarse a negociar con agricultores y ganaderos y buscar una solución conjunta, que dé algún tipo de solución al campo español.

Lo han hecho con los transportistas, donde el Gobierno se ha comprometido a inyectar 1.050 millones de euros y a la redacción de un decreto ley que ponga fin a prácticas abusivas en la contratación. En el campo español siguen acrecentándose los problemas. Al exponencial aumento de las materias primas como: el gasóleo, los abonos o los productos fitosanitarios, que también hacen inviable que los agricultores se suban a sus tractores, como pasa con los camioneros, se suman un montón de problemas crónicos a los que ningún Gobierno ha querido dar respuesta.

Se quejaban con razón los transportistas convocantes de los paros que les resulta más económico tener el camión parado que seguir trabajando a pérdidas. Esta situación que denuncian los camioneros la viven día a día los agricultores, cuando sus productos valen cada vez menos dinero mientras los gastos se duplican.                           

Naranjas a 0,12 céntimos el kilo, no son rentables porque no cubren ni de lejos los costes de producción. Pero mientras el agricultor cobra una miseria, se permite la importación masiva de naranjas procedentes de terceros países, como es el caso de Sudáfrica, con una mano de obra mucho más barata y sin ningún tipo de control fitosanitario, al contrario de lo que ocurre en España que cumple escrupulosamente con la reglamentación comunitaria. Las reglas deberían ser iguales para todos. Ocurre con la naranja y con otros muchos productos que no respetan unas mínimas garantías de seguridad.

El Gobierno debería sentarse a dialogar con agricultores y ganaderos porque la situación del sector ha llegado a un punto donde muchos agricultores se ven obligados a abandonar sus tierras ante la falta de rentabilidad de sus explotaciones. El agricultor, el ganadero o el transportista como cualquier trabajador lo único que quieren es vivir dignamente de su trabajo. Y eso se hace regulando el mercado y evitando prácticas alegales. Los transportistas se quejaban con razón de que no pueden trabajar a pérdidas, los agricultores hace mucho tiempo que lo llevamos haciendo sin que hasta el momento nos hayan dado ninguna solución.

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